jueves, 27 de enero de 2011

Diccionario Neocon - Editio Princeps


Efectivamente, estimados amigos lectores, les dejo aquí la editio princeps o primera y más autorizada edición del Diccionario Neocon.
Un valor añadido de esta obrita fundamental para todo cristiano, es que ha sido elaborada por un neocon, según me lo confiesa con cierto embarazo el autor. Por lo que, a confesión de parte, relevo de pruebas.
Prosit!

PEQUEÑO DICCIONARIO (escrito por un) NEOCON

Autoridad: poder de determinar la verdad y la falsedad, el bien y el mal. Sólo la autoridad espiritual, por dispensación divina, posee dicha facultad. El resto de los fieles no puede hacerlo, pues le resulta imposible saber qué es la fe, qué la verdad, qué el bien, sin la Voluntad de la autoridad. Por algo es autoridad. Sin autoridad la fe desaparece. La autoridad es preexistente a la fe; o según otros venerables autores, es la misma fe.

Dogma: conjunto de proposiciones verbales que emite el Papa o el Concilio. Evoluciona de acuerdo con el avance de la Civilización. Pero no mucho ni demasiado rápido.

Estadistas: individuos que ansían orientarse por un Liderazgo Moral (vid. Infra), y miran con esperanza a Roma, sobre todo en época electoral. O que en Roma ansían que miren con esperanza a Roma. V.gr, Zapatero, Merkel, Obama, Berlusconi.

Estadistas cristianos: Políticos que escuchan a la jerarquía y ocasionalmente le hacen favores. Gobernantes que dicen “Dios Nuestro Señor”, v. gr,, Videla; o que luchan contra el Islam y en defensa del Estado de Israel, v.gr. Bush o Aznar; o que visitan al Santo Padre una vez al año y le besan la mano, v.gr., Juan Carlos o Cacho Caselli.

Iglesia: conjunto de obispos, congregaciones y movimientos en comunión con el Papa. Su finalidad es extender su poder y prestigio por todos los medios posibles, entre los cuales se encuentran los Laicos Colaboracionistas. Frente a Ella, el fiel debe suspender el ejercicio de su razón. La fe es un poder moral, no un acto de la inteligencia. Entra por el sentimiento, no por la cabeza.

Iglesias particulares: Iglesias que, aunque no están en plena comunión con Pedro, son no obstante verdaderas Iglesias por sus elementos intrínsecos.

Lefebrismo: grupo cismático que no es Iglesia, por no estar en comunión con Pedro, a pesar de sus elementos intrínsecos (non videtur voz precedente).

Laico Colaboracionista: laico cuya función es estar como levadura en la masa del mundo. Para ello, habitualmente trabaja como administrativo de alguna Universidad católica, agente de viajes a Medjugorge, periodista de canal católico, administrador de una residencia estudiantil de un Nuevo Movimiento o columnista de temas religiosos en diarios seculares. Debe tener al menos Una Amistad Estrecha con un miembro de la jerarquía, y abdicar de su espíritu crítico durante las horas de servicio.

Liderazgo moral: liderazgo que ejerce o deberían dejarle ejercer al Papa y a la Iglesia como experta en Humanidad, sin una connotación necesariamente confesional, para controlar a los hombres y lograr la paz. Debe ser reconocido por los estadistas, y convertirse en Liderazgo Efectivo, obteniendo la colaboración entre ambos Poderes con fines socialmente útiles y recíprocamente beneficiosos.

Liturgia: ceremonias que, adaptadas a las necesidades de los creyentes, se realizan con el objeto de afianzar su unión, rezar en asamblea, purificar sus sentimientos y obtener la sanación física y psíquica. Cambia al compás de dichas necesidades, más rápido que el dogma (videtur supra, Dogma), dado que es mucho menos importante. Lo importante no son las formas, sino el fondo.

Magisterio de la Iglesia: colección de todos los dichos del Papa que son publicados, Su valor es inversamente proporcional a su antigüedad. Nadie puede juzgar qué es relevante y qué menos, por lo que todo el Magisterio tiene el mismo valor (vid. supra, Autoridad), incluidas las opiniones sobre Facebook, las corridas de toros, Bob Dylan o Schubert.

Moral: núcleo de toda religión, y por ende, núcleo del cristianismo. Define la función individual y social de la religión: mejorar al Hombre (vid. Religion).

Nuevos Movimientos: manifestaciones del Espíritu, que suplen lo que le falta a la Iglesia, en especial a los obispos y párrocos. Su función es replicar, en miniatura, a la Iglesia Católica, recibiendo en forma directa una misión y una revelación especial cuya integridad no se puede discutir, pues son inspirados. Su Fundador debe replicar, en escala, al Papa. Su eclesialidad se juzga por la cantidad y grado de adhesiones verbales al Santo Padre y al Magisterio que profieren sus dirigentes, su doctrina conservadora, el número de prosélitos y la abundancia de obras y de dinero. Son combatidos por los Resentidos y los Progres. Quien analiza críticamente su estructura, su praxis o sus métodos, sobre todo después de su aprobación canónica, peca contra la fe y la Autoridad (videtur supra).

Obispo: funcionario administrativo regional. Su misión es hacer en su territorio todo lo que le digan los organismos de la Santa Sede. En las horas libres, puede hacer política a favor de un partido liberal o de derechas, y correr por izquierda a los gobiernos progres. En particular, debe abstenerse de intervenir en los Movimientos (vid. supra).

Papa: Supremo Monarca del catolicismo, cuya voluntad es ley. Su persona tiene una inhabitación especial de Dios y una perfección moral completa. Dichos caracteres se transfieren a los dicasterios romanos.

Su misión primera es decir a la gente lo que debe creer y lo que debe hacer, en todos los ámbitos de su vida. Su verdadera misión es extender el Triunfo de la Iglesia sobre todas las naciones, a fin de que todo católico sea reconocido como persona de bien, decente y superior y la misma Iglesia sea honrada por el Establishment. Todas sus acciones y dichos son inspirados, sobre todo cuando se desenvuelven al Nivel de los Tiempos. Se lo llama Santo Padre, pues es santo, y a su muerte Debe Ser Canonizado.

No obstante, si su magisterio resultara excesivamente religioso o teológico, si no se mantuviere actualizado al Nivel de la Civilización y de los Tiempos, o insistiera demasiado en prácticas litúrgicas arcaicas, podrá prestársele Obsequiosa Indiferencia.

Progre: Persona que no comprende que el ineluctable signo de los tiempos se orienta hacia la libertad y los mercados, y que pretende subordinar a la Iglesia al programa socialista o populista, en lugar de hacerlo al orden y a la libertad. El Progre quiere forzar la Evolución –necesaria y moderada- convirtiéndola en Revolución. Confunde libertad con libertinaje.

Religión: fuerza moral de todo hombre, en la que hay semillas de verdad. La función de la Religión es mantener la concordia entre las naciones, la paz social entre las clases y etnias, y controlar a los hombres sin distinción de dogmas o ritos, colaborando con las autoridades civiles. Regula además el sentimiento religioso, base de la fe. El Papa es el líder moral de las religiones, fundamentalmente porque la suya es la que tiene más adeptos y su religión es muy vieja. Además, es la propia de todo europeo culto, aunque no tenga fe.

Sermón: punto culminante y parte más extensa de la Misa, en la cual el Sacerdote expresa sus opiniones, preferentemente en materia moral. Se admite incursionar en la política, siempre que la agenda se extraiga de la edición del domingo a la mañana del diario La Nación. En caso de tomarla de Página 12, estamos ante un Cura Progre (videtur voz Progre). Regla general: sólo se puede correr por izquierda a los gobiernos progres. Jamás a los conservadores. Si se lo hace, nuevamente estamos ante un Cura Progre.

miércoles, 26 de enero de 2011

Diccionario Neocon 3


PRIMAVERA DE LA IGLESIA: período de la historia de la Iglesia católica posterior a la finalización del Concilio Vaticano II, en el que surgieron evidentes frutos positivos, en cuya existencia se ha de creer como «hechos dogmáticos».

MOVIMIENTOS NEOCONS: fenómenos asociativos de gran difusión posterior al Concilio Vaticano II, en los que se realiza, de modo privilegiado, la «primavera de la Iglesia». La institución divina de los movimientos neocons se ha de creer con «fe divina y católica»; los frutos positivos que causan son «hechos dogmáticos» incontrovertibles.

HUMILDAD: Dícese de la virtud de aquel que viendo la contradicción de una norma dada por el director espiritual (vid.supr.) con el derecho natural y el magisterio de la Iglesia, es capaz de obviar el hecho porque así Dios se lo "hizo ver" al Padre fundador. Puede usarse como sustantivo.

HACER VER: Dícese de aquel proceso dialéctico de efusion de la gracia transeúnte, mediante la cual se elimina toda contradicción entre las ocurrencias del Padre fundador y cualquier norma de derecho divino-positivo o natura. No confundir con la expresión "hacérselo ver" que indicaría la invitación a acudir a un psicólogo/psiquiatra debido a alteraciones del comportamiento habitual.

SANTO ROSARIO: imperativo moral y única forma de oraciòn admitida por la Iglesia consistente en la automatizada repeticion vocal de oraciones en forma consuetudinaria, inconciente y somnolienta carente de toda postración mistagógica // Dicese del "pasatiempo" en cualquier viaje más prolongado a 30 minutos.

AVIVARSE: comprender, asimilar y hacer carne la visión que impone el infalible juicio práctico del fundador.

Diccionario Neocon 2


NEOCON: Definición aforística
Es aquel que antepone el prestigio de la Iglesia a la moral, la moral al dogma, el dogma a la liturgia.

VOCACIÓN: Llamado de Dios al estado religioso que se verifica preguntándole al director espiritual.

DIRECTOR ESPIRITUAL: Dícese de un hombre con vocación de Dios para dirigir a los demás para lo cual cuenta con un carisma especial por el que ve las almas. Todos los que tienen vocación de curas, tienen vocación de director espiritual, y ven las almas (y la voluntad de Dios) aunque hayan sido ordenados a los 25 años, no hayan estudiado nada y aunque no conozcan de la vida más que lo que aprendieron en los dos seminarios: el menor y el mayor.

PADRE FUNDADOR: a) Dícese de un truchimán que temprano es descubierto por los de fuera y tarde por los de dentro.
b) Recipiente de una segunda revelación tan exhaustiva que bien puede sustituir a la Revelación pública.

TRAIDOR: dícese del hombre que una vez pasados los tiempos de ceguera se reencuentra con el sentido común.

OBEDIENCIA: virtud teologal que no admite pecado por exceso.

PRUDENCIA: falsa virtud inventada por los tomistas en desmedro de la casuística.

martes, 25 de enero de 2011

Diccionario Neocon 1


"Es interesante que un rótulo evidentemente peyorativo y que nadie está obligado a asumir ("neocon") genere tantas susceptibilidades. Es como que uno hable de los "meapilas", o los sectarios, o los "obsecuentes" y aparezcan decenas quejándose de que se los ataca. Más módico, infinitamente más inteligente, negar que se es neocon. O negar la existencia de los neocones". Hasta aquí Ludovicus, que responde a las diatribas que un comentador le propinó en el último post.
Y sugiera una idea que me parece muy buena: comenzar a construir entre todos un diccionario neocon, para lo cual el mismo Ludovicus aporta la primera -y más importante- entrada: la que corresponde, justamente, a la voz "neocon":

NEOCON (del latín neo y conservator, conservatoris)
Actitud eclesial reprobable que reside, lo digo en forma tentativa, en materia dogmática en un apego al oficialismo eclesial por encima de las fuentes de la Revelación, en un maximalismo teológico consistente en exorbitar el magisterio hodierno al cual no se jerarquiza, en una justificación a priori de las actitudes prudenciales de la Jerarquía, y en la suposición gratuita de que la asistencia del Espíritu Santo es aceptada en forma automática por los Pastores, por lo que no cabe a un católico más que la adhesión necesaria, externa y sobre todo interna a todas las decisiones que toma la jerarquía, sin posibilidad de crítica o razonamiento alguno, a la luz de la fe.

sábado, 22 de enero de 2011

Definitivo


Finalmente, apareció el trabajo del P. Daniel Ols, O.P. Pueden bajarlo desde aquí y estará también disponible en el Arcón.
Creo que el trabajo de este dominico es definitivo sobre el tema, y por varios motivos. En cuento al autor, es un teólogo importante, es un tomista de paladar negro, es consultor de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, donde sucedió al mítico P. Benoît Dureaux y fue colocado en ese delicado puesto por el mismo cardenal Ratzinger.
En cuento al documento, es claro, utiliza todas las autoridades conocidas sobre el tema y argumenta sin errores.
Me parece que, entre la teología de los vitrales de la basílica de Luján y la extraída en trasnoches de insomnio de un par de "manuales módicos", me quedo con la del P. Ols.
Un adelanto. El libro se cierra con las siguientes respuestas:
1) ¿Es de fe que las canonizaciones son infalibles?
Es probable, pero no es seguro. Lo debe definir la autoridad apostólica, lo cual no ha hecho.
2) ¿Se puede negar que un determinado santo se haya salvado?
Sería temerario, pero debe quedar claro que
NO ES DE FE QUE EL PAPA SEA INFALIBLE EN LAS CANONIZACIONES DE LOS SANTOS Y, POR TANTO, NO ES DE FE QUE QUIEN HA SIDO CANONIZADO SEA SANTO.

No dejen de leer la respuesta contundente de Martin Ellingham a Carmelito en los comentarios del post anterior.

viernes, 21 de enero de 2011

Aclaración importante sobre el tema en debate


Me ha enviado un amigo el siguiente texto:

Alguno podría argumentar a favor de la infalibilidad de todas las canonizaciones, con el texto de la NOTA DOCTRINAL ILUSTRATIVA (29-V-1998) de laCongregación para la doctrina de la fe. Y es cierto que en esa Nota, la CDF incluye entre los ejemplos de verdades conectadas con la revelación por necesidad histórica, la «canonización de los santos». La canonización de un santo sería un «hecho dogmático» (Cfr. n. 11, titulado «Ejemplificaciones»).

Pero el valor magisterial de la mencionada Nota fue objeto de un importante debate público. Y el Cardenal Razinger precisó al P. Ladislas Örsy el valor de la nota ilustrativa, en los siguientes términos:

«Me alegro de poder confirmar, al menos en un punto, las explicaciones del P. Örsy. Me refiero al "Comentario doctrinal". Es cierto que este texto, en su conjunto, fue elaborado por la Congregación, propuesto en sus distintas fases en presencia del Cardenal y finalmente aprobado por él. Recibió también la aprobación del Santo Padre. Pero se estaba de acuerdo en que este texto no debía ostentar una propia condición vinculante, sino que se ofrecería sólo como una ayuda para la interpretación y, por consiguiente, no debía publicarse en la forma de un documento con autoridad propia.

Por otra parte, la forma escogida de su publicación se decidió para mostrar que no se trataba de un trabajo privado del Prefecto y del Secretario de la Congregación, sino de una ayuda autorizada para comprender el texto. Esto puede criticarse. Y el P. Örsy podría acaso decir aquí con derecho que tal género sí constituye algo nuevo. Y ¿por qué no? En todo caso, la conclusión que ha sacado el P. Örsy es exacta: por este texto los ejemplos aducidos no adquieren ningún valor que antes ya no tuviesen. Adrede se escogieron sólo ejemplos de cuyo rango constase o por documentos del magisterio o por el consenso de auctores probati. En este sentido, nadie ha de sentirse constreñido autoritariamente por este texto


Me dirán los entendidos en teología si puedo sacar las siguientes conclusiones:

1. Que la canonización de los santos sea una verdad conectada con la revelación, es decir, dogmática, no se sigue necesariamente ("no es vinculante").

2. Nadie está obligado a creer en la infalibilidad de las canonizaciones.

jueves, 20 de enero de 2011

Canonizaciones e infalibilidad


Si puede haber falibilidad en canonizaciones y beatificaciones , entonces puede haber en todo el magisterio ....y seria todo joda ... Me parece que Wanderer , Ludo y otros , con sus juicios personales son mas cerca de Cantorbery que de Roma .

Es esto lo que escribía un amigo lector acerca del post sobre la beatificación del Magno. Además, otro lector me envío un mail varias consideraciones según las cuales los actos de beatificación y canonización serían dogmáticos.
A mi me están pareciendo, no sé qué piensan Uds., que hay muchos más "papólicos" que católicos dando vuelta. Es decir, el papa es para ellos casi la cuarta hipóstasis trinitaria, infalible en todos sus actos, gestos y dichos, y no una institución doctrinal, administrativa y disciplinar como tribunal de última apelación, como siempre lo fue para la Iglesia, al menos durante el primer milenio.
Para terminar de una vez con todo este lío, propongo la lectura atenta de dos documentos que no han sido escritos precisamente por los "teólogos" del Wanderer:
1. "Canonizzazione ed infallibità", de Mons. Brunero Gherardini. El autor vive en el Vaticano donde es canónigo de la Basílica de San Pedro y secretario de la Pontificia Academia de Teología. Profesor emérito de la Pontificia Universidad Lateranense y editor de la revista "Divinitas”. Se trata de un verdadero y propio teólogo romano. Bajar.
2. Un imperdible artículo de P. Daniel Ols, O.P., oficial de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe que yo, miserablemente, perdí. Pero estoy seguro que más de un amigo del blog lo tiene, y me lo puede mandar, para ser publicado en el Arcón.

miércoles, 19 de enero de 2011

Ay Carmelo!


No se asusten. No se trata de la versión masculina de la película de Carlos Saura.
Muchas veces me han preguntado por mail por qué motivo publico los comentarios de Carmelo, el Güelfo, que dicen nada con muchas palabras ampulosas -lo que ha sido definido como "argumentos circulares-, y hay una respuesta: más allá de que el pequeño Carmelo me causa simpatía, es el motivo para que geniales comentadores como Ludovicus lo zamarreen de lo lindo y desplieguen, de ese modo, un aporte más que interesante para todos nosotros.
Así entonces, a raíz del comentario neocon de Carmelo que apareció en el post anterior a raíz de la próxima beatificación de Juan Pablo II, Ludovicus duda en contestarle, pero se decide, y dice:

¿Valdrá la pena contestarle, Carmelo? ¿Valdrá la pena aclarar que no me da pena la beatificación en sí, sino su trámite chapucero y sobre todo sus efectos? ¿Valdrá la pena decir que la oportunidad y efectos de una beatificación en nada comprometen la asistencia del Espíritu Santo? ¿Valdrá la pena especificar que la beatificación nada tiene que ver con el destino eterno del alma de Karol Wojtyla, de quien tengo por altísimamente probable su salvación? (por cierto, mi certeza vale tanto como la de las multitudes embriagadas que lo aclamaban -muy poco) ¿Valdrá la pena aclarar que si la beatificación compromete al magisterio ordinario, también lo compromete, según los manualistas módicos que Usted lee, proclamar "guía eficaz de la juventud" a un pederasta y drogadicto, nombrarlo delegado a Sínodos para la formación sacerdotal, etc?

Entre otros efectos de la beatificación:

1) Besar el Corán, asistir a un acto sincrético con cultos animistas y permitir ser objeto de una "limpia" por parte de una chamana mejicana pasan a ser actos de un beato, que yo sepa nunca públicamente arrepentidos. Son actos modélicos de los pontificados. Pues no, no y no. Cada uno de estos actos tiene un mártir muerto por no realizarlos. La intención sería buenísima, yo no juzgo (eso se lo dejo a Usted, Carmelo) intenciones, pero el acto objetivo es inaceptable. Non possumus. Aunque baje un ángel del Cielo y lo haga. Juan Pablo se equivocó públicamente y fiero. No porque lo diga yo, se equivocó contra toda la Tradición católica. Sin perjuicio de que esté en el Cielo, ningún problema con eso. Ahora, se ha agregado un arma más al arsenal neocon: cada vez que alguien realice alguna de estas imposturas, se dirá: "lo hizo un beato". ¿Y cuánto tiempo falta para que otro neocon diga "si un beato consideró a Maciel y lo alabó como lo hizo, ¿no sería bueno Maciel?" ?¿Beato mata Papa en ejercicio?

2) El escándalo de las víctimas de Maciel, que apelaron reiteradamente al Santo Padre. O era un incompetente (mala elección de los colaboradores, necedad marmórea, incapacidad de decidir, imprudencia política en grado sumo), o era jurídicamente incapaz (senilidad, enfermedad), o era cómplice. No hay alternativa. En cualquier caso, se beatifica eso. Y que quiere que le diga, el escàndalo de un alma no vale una beatificación. Por cierto, la beatificación no compromete nada. Se han beatificado personas inexistentes, y que yo sepa eso no las arroja súbitamente en la existencia. En alguna región de centro Europa encontrará beatos de diverso jaez. En Aquisgrán, escuchará hablar de cierto beato Karolus Magnus. No confundir con Ioannes Paulus.

martes, 18 de enero de 2011

Santo subito!


No entiendo. ¿Es que ya no hay abogado del diablo? ¿Tanto puede la presión popular? ¿O qué otra cosa hay detrás?
Aquí pueden leer el artículo completo en el diario mexicano.
Originalmente, habían colocado también en el artículo la carta escrita por los ex-Legionarios abusados a Mons. Dziwisz, el secretario privado de Juan Pablo II. A las pocas horas, el vínculo había desaparecido. Parece que la mafia polaca también funciona en México. Pero el Wanderer y sus amigos son prevenidos, y aquí tienen el vínculo desaparecido.

lunes, 17 de enero de 2011

Los buenos curas y Pato a la cacerola


La prensa nacional ha dado cuenta del suceso del último fin de semana en el sur de Mendoza durante un festival regional.
¿Hizo bien el padre Pato? Yo creo que sí. Él mismo dice: "Sentí que se lastimaba mucho al sacerdocio", y por eso actuó. Que en vez de subir al escenario debería haber hablado con las autoridades? No sé; lo estaban ofendiendo, fue un impulso, reaccionó. Y fue medido en la reacción.
Creo que fue un error, sin embargo, que luego diera notas a la prensa, por ejemplo aquí y aquí.
La prensa siempre es enemiga y no hay que caer en su trampa. Ahora, los necios lo están cocinando a la cacerola. Necio 1 - Necio 2 - Necia 3
En este blog hemos despotricado siempre contra los malos curas -que son muchos-, y lo seguiremos haciendo. Pero no nos olvidamos de los buenos.
Y para levantarnos el ánimo, recomiendo en estos días de vacaciones una excelente documental española sobre un cura andaluz, Pablo Domínguez, muerto en febrero de 2009. Es una película que habla bien de los curas: "La última cima", estrenada el año pasado. Se trata de un filme totalmente católico, y eso es mucho, qué va!, muchísimo decir. Hecho por personas con fe, que entrevistan a personas con fe sobre la vida de un cura con fe. Casi un milagro.
Quizás no nos guste mucho el lenguaje cinematográfico utilizado, a nosotros que somos de estricta observancia y preferimos las "vistas" clásicas, pero reivindica a los buenos curas, como el Pato.
Silenciada por la prensa -como corresponde-, se mantuvo seis meses en cartelera en España y ha superado a Harry Potter en número de espectadores en varios países de Centroamérica.
Esperemos tenerla pronto en nuestro país. Es una película que salvará muchas vidas, y muchos sacerdocios.

La foto que ilustra el post es del beato Martín Martínez, sacerdote español de Teruel, tomada por un fotógrafo ruso, segundos antes de que fuera fusilado por los rojos durante la Guerra Civil Española. Esta foto estaba en el despacho del P. Pablo Domínguez.

En el ARCON, dejo una miniserie de seis capítulos "The Prisioner", remake de un éxito de los ´60. No es gran cosa, pero sirve para pasar las vacaciones. Mezcla de thriller psicológico, con reminiscencias platónicas e interrogantes acerca del verdadero mundo y del que nos pintan. El protagonista es Jim Caviezel, el mismo de la "Pasión de Cristo".
Dejo también un libro de los ´70 sobre el Cardenal Pirómano, es decir, nuestro cardenal Pironio, todavía idolatrado por cuanta monja lela anda suelta (es decir, casi todas) y a quien se quiere beatificar.

jueves, 13 de enero de 2011

El humanismo integral de Bouyer


Magistral página de Louis Bouyer, tomada de la introducción de su libro Le sens de la vie monastique:

No hay otro humanismo integral que no sea radicalmente escatológico. Ciertamente, el cristiano debe amar el mundo, en el sentido en que se dice en San Juan que Dios tanto amó al mundo que envió a su Hijo único... Pero esto no quiere decir que el cristiano debe aspirar a instalarse en el mundo y a servirse del evangelio para este fin. Tal interpretación sería la más ridícula, al mismo tiempo que la más escandalosa de las paradojas. Esto quiere decir que el cristiano debe aspirar a salvar el mundo de sí mismo salvándose él primero. "El Señor está próximo: este mundo pasa y viene el Reino...". La sinceridad con la cual diríamos estas palabras de los primeros cristianos será el test de la autenticidad de nuestro cristianismo.

lunes, 10 de enero de 2011

La visión política de Ratzinger


Apareció hace pocos meses la traducción francesa de un libro escrito por Josef Ratzinger en 1971, titulado La unidad de las naciones, en el que desarrolla su visión política que –estoy seguro- interesará a los lectores del blog porque muchas veces hemos discutido sobre el tema. Se trata responder a la pregunta acerca de cómo debe situarse el cristiano frente al orden político. La traducción y la introducción del libro es obra del P. Ibora, vicario de Saint Eugene de París.

El origen de este se sitúa en un curso impartido por Ratzinger en 1962 en la universidad de Bonn, en el que renovaba el debate sobre la “teología política”. Esta expresión hace referencia a la controversia que enfrentó, durante los años ´30, a Erik Peterson y Carl Schmitt. Por otro lado, en ese mismo ambiente, se tomaba conciencia de la importancia de la escatología en la vida cristiana a partir de la obra de Karl Barth y Rudolf Bultmann. Y es en este punto, escribirá Ratzinger, que se alcanza “un total abandono del mundo a la razón profana”. La reacción viene de parte de Moltmann y Metz y, a partir de ellos, “ser cristiano”, dice Ratzinger, “es afrontar los hechos del mundo en nombre del futuro” y “practicar el cristianismo se convierte en tomar como regla la esperanza de modificar el mundo”. Esta es la doctrina que encontrará su expresión práctica con la teología de la liberación y sus aplicaciones en Latinoamérica.

Se trata, como bien lo notaba Henri de Lubac, de un resurgimiento del joaquinismo que no ha dejado nunca de irrigar subterráneamente al pensamiento occidental, con el marxismo como ejemplo, y que conduce a la “desescatologizar” al cristianismo al secularizar su término. Se pretende realizar el Reino de Dios en el mundo. Y, paradojalmente, se regresa a la concepción barroca de la Iglesia que afirma que es una sociedad visible perfecta en la cual se contempla la realización casi perfecta de su reino.

Orígenes

¿Cómo se sitúa el cristiano frente al orden político? Ratzinger se interesa en primer término en la respuesta de Orígenes, que escribe en el contexto de un imperio perseguidor de la fe cristiana, y desarrolla una “metafísica política”. Las naciones no son esplendores empíricos sino simbólicos. Ellas se han constituido en la saga de Babel y han caído en el poder de los arcontes que las gobiernan y cada una representa un grado de alejamiento en relación a la humanidad que ha quedado en manos de Dios, “en Oriente”, y que está representada por Israel. En esta perspectiva, el intento de unificación de las naciones por el imperio no es más que la caricatura de la unificación realizada por Cristo a través de la Iglesia. El orden político en general, y el orden político romano en particular, es malo. El cristiano no puede colaborar con esta figura política del orden social, sino que debe apartarse para intentar la única forma verdadera de organización social, en la que la realidad es trascendente.

Esta posición de Orígenes es calificada como escatológica puesto que propone emigrar con prisa hacia la verdadera ciudad ya que todas las ciudades de la tierra son malas. Se trata de una radicalización del apolitismo de los cínicos: de la indiferencia por la política se pasa a una oposición a la política.

Como hace notar Ratzinger, Orígenes se acerca peligrosamente a la posición de los gnósticos que veían en el cosmos la obra de un demiurgo malvado. Pero no se identifica con ellos, puesto que Orígenes piensa a partir de la Biblia y, por eso, el pecado no se identifica con la materia, sino que tiene que ver más bien con los espíritus, interviene en la historia –o en la protohistoria- y caracteriza menos el cosmos que al orden político. Para el actual Pontífice, la crítica origeniana del orden político es radicalmente revolucionaria, pero no busca tanto transformar el mundo para mejorarlo cuanto evadirse de él lo más rápido posible.

San Agustín

La posición de San Agustín es diferente. El contexto histórico ya no era el mismo: el imperio, de pagano y perseguidor, se había convertido en cristiano y cooperador. Pero, al mismo tiempo, de invencible se había transformado en vulnerable, como lo había mostrado el saqueo de Roma de 410. San Agustín denuncia la tentativa de unificar a todos los pueblos ya que, detrás de esos atractivos fantasmas, se esconden los poderes reales de los verdaderos gobernantes de este mundo, que son los demonios. Aunque cristiano, el imperio sigue siendo terrestre, puesto que no ofrece promesas de vida eterna. Es una realidad de aquí abajo a partir de la cual la Iglesia debe hacer pasar -con mayor o menor facilidad- a los hombres, desde la ciudad de la perdición a la ciudad de la redención, de la ciudad terrestre a la ciudad de Dios. Los cristianos podrán colaborar con las actividades del Estado solamente con esta reserva escatológica. Las patrias terrestres no merecen que se les sacrifique todo; sólo la patria celestial merece esto.

El amor a la patria terrestre, al que San Agustín no es insensible, es hipotético. La ciudad de Dios no puede condensarse en el Estado, aunque este sea un imperio cristiano. Es justamente esta instancia crítica la que indica la imperfección persistente del orden político.

En este sentido, el pensamiento de San Agustín es escatológico y revolucionario como el de Orígenes, pero en un grado menor, puesto que reconoce que los cristianos pueden imprimirle a la política un soplo que favorezca la fe y, por tanto, al verdadero bien de todos los ciudadanos. Pero sin ilusionarse demasiado, puesto que lo que es terrestre, permanecerá terrestre. De este análisis que realiza Ratzinger del De civitate Dei, es difícil deducir el agustinismo político que caracterizó a la Edad Media y, en cierta medida, a los tiempos modernos.

Luego de la lectura del libro, resulta claro que Ratzinger se sitúa más bien del lado de Peterson que en el de Schmitt y que, en la controversia escatológica, considera que si bien no hay un medio político que realice la construcción del reino de Dios, la Iglesia puede ejercer a través de sus hijos una buena influencia en el mundo de las naciones terrestres.

miércoles, 5 de enero de 2011

Recordando a Pieper


Estimado Wanderer,

Un elemental sentido de gratitud me mueven a recordar al gran Josef Pieper, autor que tuvo enorme influencia sobre mí y muchos amigos y al que le debemos mucha cosa.

Uno de ellos, cuando yo apenas si tenía 18 años, me recomendó vivamente “El Ocio y la vida intelectual”. Su lectura me apasionó como pocos libros “serios” lo habían hecho hasta entonces. Creo que allí mismo exorcisé para siempre toda sombra de voluntarismo y aprendí definitivamente qué cosa es la contemplación y por qué es tan importante. Deuda para con Pieper.

Luego me lancé sobre las distintas virtudes (que por entonces Rialp publicaba de a dos―el volumen con su antología, “Las virtudes fundamentales”, apareció después). En su tratado sobre “El Amor” descubrí a C. S. Lewis citado a menudo y con gran sentido de la oportunidad. A Lewis lo conocía como el autor de las Crónicas de Narnia que mi vieja nos leía de chicos, pero fue a través de Pieper que conocí al insigne escritor inglés y poco después me hice de un ejemplar de “Los cuatro amores”―tal vez el libro más importante de entre los que leí a lo largo de mi vida. Y eso, también se lo debo a Pieper.

Con los años fui adquiriendo todos sus títulos que Rialp y Herder publicaron en castellano, pero la lectura de “Entusiasmo y delirio divino” me movió a escribirle. Me contestó ipso facto, con una breve y simpatiquísima letra, escrita en perfecto inglés, deteniéndose un tanto en los asuntos que le planteaba. Años después le pedí que me pusiera en contacto con el entonces Cardenal Ratzinger. Se ve que éste lo apreciaba mucho a Pieper, como que el mismísimo Cardenal se avino a dejar por un momento sus altos deberes para escribirme una carta que guardo con cierto orgullo entre mis recuerdos. Merced de Pieper, claro.

Creo que el libro que más leí de él fue “Sobre los mitos platónicos”, el más pequeño de sus pequeños libros y que me sé prácticamente de memoria, como que es clave para entender a Guénon, a Danièlou, a Borellá y a tantos más que se detienen en el asunto este de la Tradición Primordial. La llave me fue regalada por el gran maestro alemán.

“Filosofía medieval y Mundo Moderno” son dos preciosos libros en uno que me introdujeron a la escolástica y a Santo Tomás, como pocos podrían haberlo hecho, “El fin del tiempo” constituyó para mí una suerte de confirmación de las intuiciones más audaces de Castellani, y “Muerte e Inmortalidad” es libro que releo todos los años con enorme provecho y renovado interés. Por no hablar de sus ensayos, algunos de los cuales me parecieron siempre simplemente brillantes, como “¿Qué quiere decir Dios habla?” y “Abuso de lenguaje, abuso de poder”. Más y más gratitud por todo eso… ¿no?

¿Y libros malos, objeciones para hacerle? Pero cómo no, “Esperanza e Historia” por ejemplo, me parece una abominable conferencia políticamente correcta y perfectamente errada en su tesis principal, además de respirar el aire del post-concilio. “De la vida serena” siempre me aburrió.

Además, Pieper tiene la mala costumbre de citar muy a menudo al zopenco de Teilhard de Chardin, y siempre en términos encomiásticos, cosa que nunca pude descular a cuento de qué… semejante cabeza rebajándose a semejante palurdo.

¿Entonces? ¿Pieper es “teilardiano”, progresista posconciliar?

Ni por pienso. Es una cabeza original, un hombre que “se metió” en Santo Tomás con gran provecho para un bestia como yo que ni siquiera sabe latín, un autor que supo leer a Lewis, a Newman y a Chesterton con enorme inteligencia para provecho de todos sus lectores.

Sus libros son, como dije, pequeños, breves y luminosos.

Libros enormes, que a mí, y a algunos amigos, nos cambió la vida.

Aquí pues, el testimonio de mi gratitud por ellos.

Y el sueño de que un día, quizá, tal vez, pueda conversar tranquilamente con él, en un eón mejor, más tranquilo, inundados de la Sabiduría que desciende de lo Alto.

Mientras tanto, tengo pensado releer su festiva “Una teoría de la fiesta”, y su conceptuoso “El concepto del pecado”, y… ¿así no?...

Hasta el encuentro que digo, (quiera Dios).

Valeas,

Jack Tollers

lunes, 3 de enero de 2011

La biografía de Newman


IAN KERR, John Henry Newman. Una biografía, Palabra, Madrid, 2010.

Acabo de terminar de leer la mejor y más completa biografía de Newman. Quizás podría matizar esta afirmación diciendo que la de Louis Bouyer es la que mejor relata el itinerario espiritual de Newman.

Publicada hace pocos meses por Palabra, es el traducción de la ya clásica obra de Ian Kerr, profesor de la Universidad de Oxford y probablemente quien más conoce de la vida y la obra del Cardenal inglés. Son casi 800 densas páginas, en las que el autor alterna el relato de los sucesos más importantes de la vida del cardenal Newman con comentarios y transcripciones de los pasos más importante de su obra.

Señalo dos defectos del libro, típicos de las ediciones Palabra: el exorbitante precio y la mediocre, sino mala traducción. El trabajo estuvo a cargo de dos traductoras mexicanas. Quien se encargó de la primera parte, que abarca la etapa anglicana de Newman, ha hecho una tarea apenas decente. La que tuvo a su cargo la segunda parte, la época católica, en cambio, hizo un trabajo muy deficiente. Hay párrafos, y son muchos, en los que resulta prácticamente imposible descubrir qué es lo que está diciendo. Una pena, porque se pierde mucho de la intelección no solamente de los textos del cardenal sino también de los avatares de su vida.

De cualquier modo, un libro altamente recomendable.

A quienes les interese pueden bajar The Cambridge Companion to Newman, dirigido por Ian Ker. También estará en el Arcón.

domingo, 2 de enero de 2011

Ay si fuéramos zombies!


La verdad es que si fuéramos zombies, estaríamos fritos con la última ocurrencia de Benedicto, anunciada en el Angelus de hoy:

"Y he recordado, a tal propósito, que en este año 2011 se cumplirá el 25º aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz que el Venerable Juan Pablo II convocó en Asis en 1986. Por este motivo, en el próximo mes de octubre, peregrinaré a la ciudad de San Francisco, invitando a unirse en este camino a los hermanos cristianos de las diversas confesiones, a los exponentes de las tradiciones religiosas del mundo y a todos los hombres de buena voluntad, con el fin de rememorar aquel gesto histórico querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el propósito de los creyentes de todas las religiones por vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede no transmitir paz; quien construye paz la paz no puede no avecinarse a Dios. os invito a acompañarme desde ahora con vuestra plegaria a esta iniciativa".


sábado, 1 de enero de 2011

El día de los muertos vivos


Hoy es 1º de enero, y les deseo a todos un muy feliz y santo 2011.
Sin embargo, también ha llegado al despacho de este blogger la ilustración más clara de lo que es un muerto vivio, es decir, un zombie, que considera casi que el Papa es una hipóstasis trinitaria y la Iglesia una hipóstasis divina. Se trata del lector Alonso Gracián, de Cádiz. He aquí su comentario:

Estando de acuerdo con la idea central del artículo, quisiera aportar una idea como complemento, aunque talmente no es el tema, pero puede clarificarlo algo

Creo que en este tema es fácil confundir tres cosas:

-el asentimiento de fe (a lo que dice el Papa)
-el asentimiento de creencia (a lo que dice el Papa)
-la obediencia (a lo que dice el papa)

La obediencia al Papa es una virtud sobrenatural, propia de quien acepta que el Papa tiene la autoridad de Cristo para gobernar la Iglesia.

Está claro que sólo debemos dar asentimiento de fe a lo que se propone como verdad de fe. Pero el problema en mi opinión no reside aquí.

Creo que hay que partir de esta premisa: de la obediencia a los actos de gobierno lícitos (aunque puedan ser equivocados) del Papa sólo pueden salir bienes sobrenaturales.

Porque lo que la Iglesia hace, lo hace porque puede hacerlo.

Es decir, de una decisión de gobierno supuestamente equivocada pueden manar infinitos bienes gracias a la obediencia de los fieles. Porque Dios permite que seres humanos falibles gobiernen su Iglesia, y al permitirlo, con la asistencia de su Espíritu, garantiza que todo siempre es fuente de bienes, casi siempre imprevisibles para nuestra mente humana, demasiado humana. Bienes que tal vez no somos capaces de cuantificar.

Por esto, ¿hay que obedecer al Papa si nos propone cosas contra la Ley Moral? Es evidente que no.

Pero, ¿hay que obedecerlo cuando en su gobierno manda cosas que nos parecen equivocadas (como por ejemplo el Novus Ordo? Por supuesto que sí. Hay que dejar al papa gobernar, y que Cristo ponga el ciento por uno.